sábado, 27 de noviembre de 2010

DOS DECADAS, DOS ECONOMIAS, NUESTRA ELECCIÓN

La economía nos da una amplia gama de herramientas para analizar la realidad que vivimos. Pero, esas herramientas no siempre nos dan una solución absoluta. Siempre que resolvemos un problema o acomodamos una variable otra queda débil, o desacomodada y de allí surge otro nuevo problema. Se trata del arte manejar un equilibrio muy frágil, en el cual estamos inmersos nosotros, las personas, quienes hacemos y disfrutamos o sufrimos la economía. Algunos de acuerdo al equilibrio de las variables dadas, disfrutarán esa economía otros la sufrirán y quizá otros ni se preocupen, no porque no quieran, sino porque aquella los a expulsado de si.
Ahora, mudándonos al campo de lo conceptual, hay muchos libros que definen a la economía como aquella ciencia social, con herramientas de las exactas, que se dedican a administrar recursos escasos. Y acá esta la clave, en una palabra. Este “Escasos”, nos da la raíz de todo. Esto quiere decir que no hay suficiente para todos y lo poco que hay debe ser repartido, ahora bien. Todos nos preguntamos cómo lo repartimos y más profundamente, quién decide como se reparten esos recursos escasos que determinarán los niveles de vida que una sociedad o, sus distintas capas o clases, podrán gozar.
Volviendo al campo de la realidad, de la triste o feliz realidad, dependiendo como nos haya tocado en la repartija de esos escasos recursos, vemos como ese equilibrio se ve afectado a partir de las decisiones que la política económica va tomando (otro tema a analizar política vs. Economía). Y para ejemplo tomemos a grandes rasgos las dos décadas más próximas, los noventa y los actuales dos mil. Estos nos muestran las diferencias de los enfoques, y acá se hieren algunas susceptibilidades. Aquella de los noventa, de la estabilidad monetaria, del uno a uno, donde todo tuvo el mismo precio pero…… no el mismo costo.
Donde el medio pelo Jauretcheano de la sociedad se vanagloriaba de si mismo, dilapidando billeteras por el mundo, en Miami, en Brasil, en Europa, jamás preguntando porque podía dilapidar ese dinero ni cual era el costo del “deme dos en el extranjero”. Esa época se contras con la década subsiguiente, con los “dosmiles” (se entiende, perdón a la RAE) esta época donde la asignación de esos recursos apunto hacia otro lado, esta época marcada por el alto consumo, por los records batidos en cosechas, en industria, en niveles de empleo, en balanza comercial (exportaciones – importaciones) en balanza fiscales (ingresos – Gasto/inversión publica) y muchos otros records, pero estigmatizada por una palabrita, por un síntoma, por la Inflación, este fantasma que nos persigue y nos trae caras como la de Alfonsín y la de Celestino Rodrigo.
Volvamos a los noventas con los cuales he sido benévolo como para predisponernos negativamente frente a los dosmiles y recordar, añorar, aquellos tiempos de Ferrari, pizza y champan, para luego traer este dato, la contracara de la inflación, como para que la Ferrari se quede sin nafta se enfríe la piza y se caliente el champan.
La contracara de la inflación es el desempleo; ese índice que por cada punto que aumenta y que algunos economistas minimizan, implica familias, niños sin capacidad de consumo de alimentos, escuelas salud, etc. En síntesis sin participar del sistema, sin gozar de lo dignificante del trabajo. El costo de aquella falsa estabilidad del noventa, de aquel peso igual a un dólar, nos costo a los argentinos casi el 28% del desempleo, es decir que por cada 100 personas económicamente activas, 28 no podían trabajar, no por vagos como nos quieren hacer creer quienes sostienen ese modelo, sino porque el aparato productivo nacional resulto destruido, como consecuencia de esa política económica en la cual el medio pelo fue la clase, sobre cuyas aspiraciones, se sostuvo ese modelo porque les permitía ir a Miami.
Ahora ¿porque no había inflación? no había inflación porque no había consumo, no había consumo porque no había trabajo, o mejor dicho, si había consumo, consumían los que pertenecían a esa clase acomodada, media o alta, empleados públicos, pero las clases obreras,  significativa porción de la población nacional, fue quedando fuera del sistema, porque la empresa que le daba trabajo tuvo que cerrar, porque era mas barata la bicicleta china que la nacional, o el zapato de Brasil que el nacional, todo lo que implico industria argentina murió. Entonces si nadie consume, o, si el consumo (demanda) se estanca los precios no van a variar, entonces teníamos estabilidad de precios, no hubo inflación. En síntesis, los noventa fueron terminar con la inflación, vía apreciación del peso respecto al dólar, con la consecuente pérdida de competitividad de la industria nacional frente a lo importado, resultado: Cierre de fábricas, caída de los niveles de empleo, aumento de los índices de pobreza, aumento de la delincuencia por la marginación de los segmentos bajos de la sociedad, incremento de la deuda externa para financiar el déficit fiscal y absorber los saldos negativos de la balanza comercial. Obvio sin inflación. Estamos en el 99. Que sigue, todos lo sabemos. Una pequeña lista.
·         Chupete De la Rúa, blindaje mega canje, más Cavallo corralito, Helicóptero.
·        Duhalde en la sombras, saqueos, devaluación, pesificación asimétrica, piqueteros (movimientos sociales) manifestaciones, represión y muerte.
·         Rodríguez saa, default.
·         Duhalde como presidente, elecciones, comienza una nueva etapa.
Nos podríamos tomar cinco minutos, pensar y preguntarnos porqué si los noventa fueron tan buenos (no había inflación), porque habrían de terminar tan mal.
Ahora comenzaron los dosmiles, no estábamos en la lona, ni debajo de ella, estábamos en el infierno, pero la chispa para cambiar la realidad estaba viva.
Surgió un nuevo modelo económico, con fuerte intervención del estado como motor de la economía, como un actor superlativo que es, en la vida económica. Un estado impulsor del crecimiento a través de políticas expansivas de consumo y de sustitución de importaciones, consiente que la única forma de crear empleo es  fomentar la producción y que la producción crece si hay un mercado de consumo para esos nuevos productos.
Esa expansión se dio y el síntoma de la misma se ve en la inflación. controlada, al no existir las variables que la aceleraron en la década alfonsinista. Se llevo a la economía local a crecer al ritmo de los principales países emergentes, Brasil, China e India, se incluyo a la gran porción de excluidos. Esta expansión genero las condiciones para que el estado nacional pueda financiar planes de inclusión laboral como los REPRO y de inclusión social como la AUH, esto inyecto mas dinero al mercado impulsando el consumo, la demanda agregada y por ende la necesidad de un crecimiento de la producción, demandando mayores cantidades de empleo. El circulo vicioso de los noventas se tranformo en el circulo virtuoso de los dosmiles.  El desempleo se llevo del casi 28% en el 2002 al 7,5% medido en el mes de noviembre de 2010. Pero la gran queja es la inflación. Esto es un síntoma de que el país crece. El precio es la variable de ajuste de corto plazo que utiliza la oferta ante los crecimientos de la demanda. La inversión productiva, los aumentos en la oferta controlan los precios en el mediano largo plazo. 
El contraste es claro y tiene que ver con la distribución. Los mismos que se quejan por la inflación son los que avalaron la desocupación, en definitiva el problema es la distribución. Los sectores reaccionarios frente al modelo actual no se preocupan por la desocupación, porque a ellos no los afecta. Solo les importa y preocupa la inflación porque afecta su capacidad adquisitiva, porque les afecta la voracidad consumista propia de su egoísmo de clase, quieren más para ellos y menos para los demás. Obvio que los excluidos, que eliminados del sistema deben actuar por atras de el serán demsizados y se pedira que los maten a todos.
Podemos elegir entre aquel modelo de estabilidad de precios, pero de destrucción del aparato productivo, de exclusión social, de fomento de la frustración y caldo de cultivo para la delincuencia y de la represión. O podemos optar por un modelo nacional y popular, de crecimiento económico hacia adentro, de inclusión social, de autorealización y dignidad, con niveles de inflación controlada y solucionable.
Esta en nosotros en definitiva elegir como se distribuye lo que en definitiva nos pertenece a todos, optemos por la solidaridad y la inclusión y por la dignidad.  

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